Portobelo se Viste de Color y Tradición en el Vibrante Festival de Diablos y Congos

Miles de personas se congregaron para celebrar la XIV edición de esta manifestación cultural panameña, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Miles de personas, tanto nacionales como extranjeros, se dieron cita este sábado en el histórico poblado de Portobelo, provincia de Colón, para ser partícipes de la XIV edición del emblemático Festival de Diablos y Congos.

El evento, que año tras año atrae a multitudes, se consolidó una vez más como una vibrante celebración folclórica y cultural.

Con un impresionante despliegue de color y ritmo, más de 19 agrupaciones artísticas engalanaron la jornada, ofreciendo a los asistentes una muestra auténtica de esta rica tradición panameña.

La importancia cultural de esta manifestación fue reconocida en el año 2018 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que inscribió las expresiones y rituales de la cultura congo en su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Más allá de su valor artístico, el festival tiene profundas raíces históricas, reivindicando la valiente resistencia del pueblo congo contra la opresión de la esclavitud.

Esta celebración anual se convierte en un poderoso recordatorio de la herencia afrodescendiente y su contribución a la identidad panameña.

El impacto del Festival de Diablos y Congos trasciende lo cultural, generando también una importante inyección económica para los emprendedores y comerciantes de la región de Portobelo, quienes ven incrementada su actividad durante la celebración.

Los grupos de diablos, provenientes de diversas regiones del país, desde Bocas del Toro hasta la ciudad de Panamá, desempeñan un papel particular dentro del universo mítico congo.

Inicialmente figuras represoras, son perseguidos y simbólicamente «convertidos» al bien por los congos, quienes, protegidos por ángeles, representan la victoria y la liberación.

La jornada festiva se extendió desde la mañana hasta la noche, teniendo como escenario principal la tarima donde resonaron los tambores del grupo Afrocongo, marcando la apertura oficial del festival.

Le siguió la energía contagiosa de la banda Afrodisiaco, cuyas voces femeninas entonaron cantos a la comunidad y a la ancestralidad afrodescendiente.

Las mujeres lucieron con orgullo la tradicional pollera conga, caracterizada por sus dos piezas de vivos colores, adornos de collares y flores en el cabello.

Los congos salieron a danzar con sus rostros pintados con carbón, símbolo de rebeldía, descalzos, con la ropa al revés y sombreros de estopa y plumas, muchos añadiendo accesorios llamativos a sus atuendos.

Al son del característico “diablo Tún Tún”, la persecución ritual entre congos y diablos se desarrolló, culminando en la «caza» y el «bautizo» de estos últimos.

La culminación de la festividad llegó con un espectacular show de fuegos artificiales que iluminó el cielo de Portobelo, marcando el punto final a un día de fervor y alegría.

En un gesto de unidad, congos y diablos se estrecharon las manos, compartieron sonrisas y se despidieron hasta el próximo encuentro, reafirmando la riqueza y singularidad de esta invaluable expresión cultural panameña.

Se estima que alrededor de 500 artistas, entre congos, diablos y músicos, participaron activamente en esta edición del festival.

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